jueves, 24 de mayo de 2012

Los progresos de Víctor

Itard y Víctor continuaron su trabajo ininterrumpidamente durante cuatro años y medio. Durante ese tiempo fue la enseñanza del lenguaje la que tuvo mayor importancia puesto que se consideraba requisito previo para alcanzar todas las funciones intelectuales superiores. A pesar de su fracaso al enseñarle a hablar, Itard no abandonó a su alumno a la mudez. Si no podía enseñarle a hablar mediante la imitación de un modelo auditivo, entonces quizás pudiera lograrlo mediante la imitación de un modelo visual. Primero presentó objetos con sus nombres correspondientes escritos, pero no logró que el alumno estableciera una relación entre ambos. Posteriormente fue enseñándole una serie de ejercicios escalonados, emparejando colores, formas, posteriormente letras, y por último palabras. Llegó a no tener ninguna dificultad para aprender a asociar estas palabras familiares con un conjunto de objetos igualmente familiares que se correspondían con ellas. El paso siguiente en el aprendizaje del lenguaje hizo que Víctor ampliara su repertorio de nombres. Itard introdujo más términos domésticos y posteriormente otros del exterior, señalando el objeto con una mano y la palabra con otra. A medida que Víctor pudo aprender y construir un mayor número de oraciones, los medios de los que disponía, ya fueran letras de metal o tarjetas con nombres impresos, eran cada vez más. Así que Itard decidió enseñarle a escribir.

Víctor logró un progreso notorio: aprendió los nombres de muchos objetos y pudo leer y escribir frases simples, expresar deseos, seguir órdenes e intercambiar ideas. Demostró afecto, al igual que emociones de orgullo, venganza, remordimiento y deseo de complacer. Empero, aparte de algunos sonidos vocálicos y consonánticos, nunca aprendió a hablar. Además se mantenía totalmente centrado en sus necesidades y deseos y, como admitió Itard en su informe final, nunca pareció perder su vivo anhelo por la libertad del campo abierto y su indiferencia hacia la mayoría de los placeres de la vida social.

Sabemos que el lenguaje se compone de la lengua y el habla. Frente a lo irregular del lenguaje, la lengua se nos presenta como un producto social y de naturaleza concreta. El individuo la registra y en base a un proceso de selección y coordinación la utiliza en un acto individual del habla. Así pues ¿la ruptura con la Naturaleza y la irremediable pérdida de lo natural; el quiebre con el orden biológico, la anulación de la particularidad de la necesidad y de las propiedades naturales del objeto son los efectos no contingentes que la captura por el lenguaje opera en el ser hablante?

martes, 15 de mayo de 2012

El niño salvaje se reintegra en la sociedad


A pesar de los impedimentos que Víctor tenía para adquirir el habla por los medios normales, Itard esperaba que algunos medios sustitutivos, concretamente, la imitación, podrían conseguirlo. Así, por ejemplo, al enseñarle la palabra leche, la logró pronunciar al cabo de cuatro días. Víctor pronunciaba leche una vez que se la habían dado, pero nunca antes. Itard se encontró con que había enseñado al niño a nombrar cuando lo que él buscaba era que pidiera objetos. Itard despertó primero la habilidad de su propio pupilo para discriminar la experiencia a través de un entrenamiento esmerado y paulatino a las respuestas emocionales. Víctor empezó a articular algunos sonidos, sobre todo las vocales y unas pocas consonantes, pero el completo desarrollo del habla era largo y difícil, debido también a la habilidad del niño para usar y comprender la comunicación mediante gestos, que sustituía a su necesidad de hablar en muchas ocasiones. Esto reforzaba la idea de un período crítico para la adquisición del lenguaje: ¿es posible que haya una especie de fuerza imitativa, destinada a la educación de los órganos, sobre todo al aprendizaje de la palabra que, siendo muy vigorosa y activa en los primeros años de vida, se debilite rápidamente con la edad o el aislamiento? Una de las peculiaridades de la evolución humana es la indefensión que tienen los recién nacidos, así como nuestra prolongada infancia, un proceso conocido como “neotenia” que, se ha teorizado, se produjo entre los humanos dándonos, como individuos, un precioso tiempo necesario para aprender y formarnos en la cultura y sutilezas sociales peculiares de nuestra especie. Pero lo que parecen habernos enseñado los niños salvajes, es que sin el entorno social, esa preparación genética es inútil ¿es por eso que la articulación de los sonidos, que es, sin ningún género de dudas, el más extraordinario y útil de todos los resultados de la imitación, se complica formidablemente en cualquier edad que no sea la de la primera infancia? 




miércoles, 9 de mayo de 2012

Polémica sobre el diagnóstico

El tiempo pasaba. Después de que los filósofos naturalistas dejaran de venir a ver a Víctor; después de que éste no mostrara ningún progreso que albergara esperanzas sobre su educación; después de que prestigiosos observadores mencionaran rápidamente los síntomas de idiotez congénita; finalmente se decidieron por este diagnóstico: el niño salvaje era idiota (de ahí que fuera abandonado); y era bien sabido que la idiotez era incurable. Pero no todos tiraron la toalla, un joven médico llamado Itard estaba realmente dispuesto a intentar la educación del niño, aunque otros fueran pesimistas o estuvieran convencidos de su inutilidad. Itard pensaba que Víctor no era necesariamente deficiente sino que necesitaba el lenguaje para realizar procesos mentales superiores. Separado de la sociedad, de la relación social y del lenguaje llevaba una vida totalmente animal, preocupado solamente por los objetos sensibles y presentes. No es que careciera de inteligencia, sino que un hombre privado de la relación con los otros la ejercita y cultiva tan poco que piensa solamente en la medida en que se ve obligado por los objetos exteriores. Por lo tanto, Itard, creía que el desarrollo de Víctor tan sólo necesitaba ser  incentivado con las destrezas que los niños en la sociedad civilizada normalmente adquieren a través de la vida diaria. Y para ello era primordial situar al niño en circunstancias apropiadas: la creación de un medio sano y alentador que satisficiera gran parte de sus necesidades. Así que se lo llevó a su casa y le encargó a su ama de llaves su cuidado.
Uno de los propósitos de Itard era que el niño pudiera hablar imitando lo que oía, así que, en primer lugar, tenía que reconocer y distinguir los sonidos del habla. En un principio pensó que la satisfacción  de la mayoría de las necesidades de Víctor y una creciente socialización serían suficiente para que adquiriera el habla. Y consiguió algunos progresos: al principio, Víctor solo reaccionaba a los sonidos que se hallaban asociados con la comida y la libertad, después empezó a reaccionar con más frecuencia, ante las voces. Pero siguió sin poder hablar. ¿Acaso una falta total de ejercicio por parte de nuestros órganos acaba por hacerlos inadecuados para sus funciones? y si es así ¿un niño pequeño tiene mayor capacidad para aprender a hablar que un adulto? ¿existe realmente un período crítico para la adquisición del lenguaje?

jueves, 3 de mayo de 2012

Descripción del niño salvaje

Le pusieron de nombre Víctor en un primer paso para civilizarlo, todos tenemos un nombre así que Víctor no debía ser menos. Aparentemente no había diferencia alguna con los demás niños. Su estatura rondaba los 136 centímetros y parecía tener alrededor de doce o trece años. Su piel pasó de una tonalidad oscura  cuando fue capturado a una más blanca y fina con el paso de los meses. La cara, redonda, albergaba unos rasgos bonitos y simétricos. Tenía unas largas pestañas, los cabellos eran castaños, la boca mediana y su aspecto agradable. Su cuerpo estaba lleno de cicatrices de todo tipo y cuando andaba, lo hacía balanceándose de un lado a otro. Sus sentidos, aunque algo aletargados (parecía insensible al frío y calor extremos), parecían estar en orden. Sus deseos no iban nunca más allá de sus necesidades físicas: centradas principalmente en conseguir alimento. A pesar de la libertad de la que disfrutaba (en un intento de no alterar bruscamente la transición de su mundo salvaje al civilizado) y de la facilidad que se le daba para obtener los alimentos que más apreciaba, intentaba siempre escaparse aprovechando todas las ocasiones en las que encontraba la puerta abierta. Tampoco demostraba ningún aprecio ni apego por la gente que le rodeaba y parecía indiferente a todo. En cuanto al habla, utilizaba algunos signos que había aprendido desde que vivía en sociedad, para dar a entender sus principales necesidades, pero se encontraba totalmente desprovisto de ella y solo emitía sonidos y gritos inarticulados, casi todos guturales y muy poco relacionados con el movimiento de la lengua. 

Todo esto sucedía en una época en la que los filósofos y científicos debatían cuestiones sobre la naturaleza esencial de los seres humanos, preguntas que durante los dos siglos siguientes se convirtieron en fundamento del estudio del desarrollo de los niños. Un estudio cuidadosamente documentado de un niño que había crecido en aislamiento podría proporcionar evidencias del impacto relativo de la naturaleza (las características innatas de un niño) y la crianza (educación, escolarización y otros factores de influencia social). ¿Son innatas o adquiridas las cualidades, el comportamiento y las ideas que definen a los seres humanos? ¿Cuál es el efecto del contacto social durante los años de formación? ¿Se pueden superar sus carencias? En definitiva ¿Es el lenguaje un don biológico con el cual nacen los humanos o por el contrario es el entorno social el único factor determinante en su desarrollo?